—En este minuto estás tratando de entender lo que digo, decodificando las palabras en inglés y creando una imagen en tu cerebro. ¿O me equivoco?
Paul Van den Broek (61) suele analizar lo que está pasando en la mente de sus interlocutores. Se trata de una deformación profesional que adquirió luego de haber pasado los últimos 30 años estudiando cómo es que las personas aprenden, primero desde la psicología cognitiva, luego desde la neurobiología, pero siempre ligado al ámbito que más lo apasiona, la educación. Por eso, las investigaciones que dirige desde el Laboratorio del Cerebro y Educación en la Universidad de Leiden, Holanda, siempre terminan siendo la combinación entre escáneres para observar aquel órgano misterioso, niños frente al pizarrón en sus salas de clases y muchos textos de todo tipo.
—Hay que ser honesto, la neurociencia sólo nos puede ayudar un poco. No sabemos mucho del cerebro, estamos recién descubriendo los procesos —afirma el psicólogo, que a fines de noviembre estuvo en Chile para exponer en Simposio Internacional sobre Literacidad en la Escuela organizado por el Centro de Investigación Avanzada en Educación (CIAE) de la Universidad de Chile.
Aunque sus estudios se centran en el aprendizaje a través de la lectura y las matemáticas, Van den Broek es reconocido como un experto en comprensión lectora, campo en el que ha desarrollado métodos y pruebas para ayudar a las personas con más dificultades.
—¿Qué hace que un lector sea exitoso?
—Lo más básico es ser capaz de identificar letras, palabras y gramática. Pero sabemos que hay muchos niños que aunque saben leer, es decir, que codifican y decodifican las letras y las palabras, no comprenden lo que están leyendo. Para comprender necesitas hacer una imagen mental de lo que estás leyendo, lo que se logra haciendo conexiones semánticas, lo que yo llamo inferencias. Por ejemplo, tienes que saber que una oración se relaciona con la siguiente o con el tema general del texto. También hay que hacer conexiones con nuestro conocimiento previo. Lo que diferencia a un buen lector de uno que tiene problemas es la capacidad de hacer esas conexiones.
—Por lo general, las políticas públicas para mejorar la comprensión apuntan a fomentar la lectura. ¿Basta con leer para aprender a hacer estas conexiones?
—Probablemente existen buenos lectores que no recibieron ningún tipo de instrucción, pero no es la regla general. Es muy importante que los padres y los profesores entiendan que la comprensión lectora es una habilidad que tiene que ser enseñada. Es muy difícil darse cuenta cuándo un niño está teniendo problemas para hacer conexiones, en especial porque en promedio las salas de clases nunca tienen menos de 30 alumnos. La intervención en estos casos es más compleja. Entrenar a los profesores es crucial.
Un mundo nuevo
Dentro del campo de la comprensión lectora, hay un punto que ha consumido la atención de Van den Broek la última década: la lectura digital. La llegada de los computadores e internet vino a cambiar todo lo que se sabía acerca de cómo las personas aprenden leyendo, con muchos más canales de información esperando para ser procesados.
—¿La lectura digital significa un cambio de paradigma?
—La lectura digital es un mundo nuevo, y los niños están creciendo en ese mundo. Claramente, tiene similitudes con la lectura en impresos: para comprender en internet también necesitas hacer conexiones. Pero los desafíos y las oportunidades son diferentes, principalmente por la manera en que se presenta el contenido. Uno puede encontrar información extra muy rápido, por ejemplo, vocabulario. Está la posibilidad de complementar con contenido multimedia, que puede ser una gran ventaja educacionalmente hablando. Pero, por otra parte, leer en internet requiere más monitoreo, lo que llamamos control ejecutivo. Como puedes estar leyendo aquí, saltar a un link, saltar a otro link, pero después ser capaz de volver al origen. Dirigir la atención es muy difícil cuando se lee en internet. Un buen lector en papel no es necesariamente un buen lector digital.
—¿La lectura en impresos va a quedar obsoleta?
—Quizás en el futuro, pero por ahora los libros van a seguir ocupando un espacio importante. Leer textos regulares permite practicar hacer inferencias en un ambiente mucho más simple y fácil de monitorear.
—¿Cuáles son los riesgos de la lectura digital?
—En internet cambiar de tema es tan fácil como cambiar de página. Es muy fácil olvidarse de quién es el que está hablando. El monitoreo de las fuentes es muy importante. Un estudiante tiene que ser capaz de identificar si la fuente de la información que está leyendo es una autoridad o una persona normal, un capitalista o un socialista, y a partir de eso darles peso a sus argumentos. En papel, esta habilidad es más sencilla, porque queda más claro en un texto único. Pero hacerlo en internet es una habilidad más compleja.
—Si es difícil para los niños, que nacieron con internet, ¿qué pasa con los adultos?
—Los adultos no somos muy buenos en esto. La gran mayoría tiene los mismos problemas que los niños para buscar y monitorear información, e incluso para reconocer la credibilidad de las fuentes. El mejor ejemplo es lo que pasó en las elecciones de Estados Unidos con las páginas de noticias falsas. Es una habilidad que todos necesitamos aprender, y tenemos que tener claro que es muy probable que fracasemos en el proceso. Muchas veces vamos a ser seducidos por puntos de vista que no tienen garantías, porque es tanta la información que uno cae en la tentación de decir suficiente, ya tengo toda la información que necesito.
—¿Cómo tiene que cambiar la sala de clase para potenciar estas nuevas habilidades?
—Los profesores tienen que estar en control y para eso tienen que estar muy cómodos con estas habilidades, que también son nuevas para ellos. Hay que darles la oportunidad de entrenar y capacitarse. A veces, para un profesor es fácil pensar “ok, dejo a los niños trabajando con un programa mientras yo hago otra cosa”, pero internet y los medios digitales no pueden sustituir a los profesores, ellos siempre van a ser cruciales para monitorear el proceso. Los niños tienen que aprender a leer en internet de manera estructurada. Una idea es hacer búsquedas guiadas en Google, en las que participe todo el curso. Definir un tema, buscarlo y hacerse preguntas: ¿Cuántos artículos existen sobre ese tema? ¿Cuál es la diferencia entre uno y otro? ¿Cuál tiene más autoridad?
—Desde su experiencia, ¿Internet puede ayudar a superar las brechas socioeconómicas o las profundiza?
—El dinero es una limitante, porque la tecnología es cara. La brecha que existe en comprensión lectora en papel ya es bastante grande, pero si además las diferencias económicas son tales que una parte de la población no tiene acceso frecuente a internet, existe el riesgo de que esos niños queden rezagados. Creo que una de las prioridades de los gobiernos tiene que ser facilitar este tipo de herramientas. Tampoco tiene que ser increíblemente caro, no se necesita un computador para cada estudiante. Hay muchas actividades que se pueden hacer colaborativamente en la sala de clases.
Chile vs. Chile
Paul van den Broek fue elegido por la OCDE como uno de los nueve miembros del panel que ya desde mayo está trabajando en formular la prueba PISA (Programa Internacional para la Evaluación de Estudiantes) 2018, que estará dedicada a esa materia.
—En la prueba PISA 2015, Chile destacó con el mejor resultado dentro de Latinoamérica, pero muy por debajo del promedio de la OCDE. ¿Qué lectura se puede hacer?
—Quiero ser muy enfático en esto: la principal razón por la que este tipo de pruebas es útil es para comparar cómo evoluciona un país año a año. Son para compararse con uno mismo, no para compararse con otros países, ni para ver si uno baja o sube en un ranking. En ese sentido, Chile ha mejorado consistentemente, pero porque tiene mucho espacio para crecer.
—¿No sirve compararse con países más desarrollados, como suele pasar en Latinoamérica?
—En países donde existen muchas diferencias económicas por superar, como es el caso de Chile, ese ejercicio puede ser útil para definir prioridades y diseñar políticas públicas. El problema es cuando se pierde la perspectiva de que es una medida limitada.
—Como la mayoría de las pruebas estandarizadas, la PISA tiene varios detractores. En 2014, un grupo de académicos estadounidenses criticó el enfoque de la medición. ¿Por qué usted defiende este tipo de pruebas?
—Está claro que cualquier prueba es limitada. Hay muchas cosas que no se pueden medir o que necesitan interacción uno a uno para poder ser estudiadas. Pero el hecho de que la prueba la dirija la OCDE no sólo le da prestigio, sino el respaldo de muchos expertos. Cuando los ítems de la prueba están listos, los enviamos a otros países miembros de la organización para que la revisen.
Fuente: Quepasa.cl
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